miércoles, 12 de junio de 2013

GAVIOTONES ASESINOS


Atacada que estoy, pero que muy atacada. Y chunga, pero que muy chunga. Que una es perrina linda pero impresionable, pero a mí un pajarraco asesino no me achanta. Que si tengo controladas y a raya a dos pitbullas en el insti, por muy cara de bichomalo que ponga el plumífero a mí no me va a torear.

Que ya sé que no os lo vais a creer, que os pensáis que soy como la Obregón toda fantasiosa y bióloga, pero que no, que es verdad verdadera y que el Tío Harley lo puede certificar (no señor, no estaba emporrado a yerba) y6 el Gafapasta también (pues no, que te vuelves a columpiar, que sí había limpiado las gafas). Que íbamos de paseo rico hacia la Plaza de Pombo intentando descoyuntar los brazos al Gafapasta entre el viejuno y yo y de pronto una gaviota asesina y pestilente se lanza en picado ¡a por mí! y pasa a cero coma de mi linda cabecita. Y luego vuelve que vuelve a hacernos picados requeteagresivos, pero un poco más arriba. Así que me puse a ladrarla como loca del chirimiri y a decirle cosas como ... bueno, mejor os las imagináis. Y Tío Harley ladrando las mismas barbaridades conmigo y el Gafapasta en plan actor de teatro de compañía de pueblo gritando "Un palo de escoba, mi reino por un palo de escoba". Un número.

Pues nada, damos el paseo, damos la vuelta, y la coño pajarraca gritona y asquerosa que vuelve. Y otra vez un número. El dos,. creo.

Día siguiente, vuelve el Gafapasta a dirigir la tribu en dirección sudeste, o sea, Pombo Square, y otra vez lo mismo: llegar al borrachódromo de Cañadío y la gaviota al ataque. Que yo ya me empecé a asustar y todo, porque viene a por mí. Y Otra vez el número, ahora el tres, pero yo como agobiada.

Enseguida me puse a pensar. A Hithcock no le vi y yo soy mucho más estilosa y guapísima que Tippi Hedren, así que una película aquello no era. La gaviota asesina asquerosa venía a por mí y no a por el Gafapasta, que hubiera sido lógico. Así que sólo queda una explicación razonable: era el Alcalde Pavisoso. Sí señor, el Alcalde, que esos del PP me lo sé yo que por las noches se transforman en hombres-gaviota y son mucho más peligrosos y criminales que los hombres-lobo de toda la vida. El pajarraco asesino es Pavisoso listo para sus desmanes nocturnos, que no me perdona que le pusiera verde por los horarios de la basura y por chungo de lo más chungo, y por no dejarse guillotinar por Mami Glenda, y por mirar mal al Gafapasta.

Hemos ensayado un plan de ataque en el insti, tiraban a la bichona pija, la Betty, por la ventana contra mí y yo esperaba perrina linda pero agazapada para saltar en el momento justo y morderla. Como se atreva al número cuatro, la gaviota se queda sin pico, sin cuello y sin alma, que se la rajo toda, por mis ocho tetas.

Y elecciones anticipadas. Hombre ya.

jueves, 6 de junio de 2013

LA DURA LUCHA POR EL ESPACIO



No voy a ser yo la que diga que el Gafapasta no es majo, con la debilidad que le tengo, pero a veces me raya y me subleva y me toca el chirimiri.

Como cuando iba a instalarse en casa Tío Harley, que viene el pavo y nos dice a las gatunas absurdas y a mí "A ver, chicas, no me alteréis al viejo. Y dejadle que escoja un sitio tranquilín y que le guste para que se encuentre protegido y cómodo mientras se adapta". El Gafapasta, ya os imagináis, vive en una mansión campestres de 879 habitaciones y seis patios, así que no poblem sir, a dejar espacios para el viejuno en este cuchitril donde nos hacinamos, con mucho cariño, eso sí. El Harley llega, observa, y se aposenta en mi refugio favorito, entre el sofá y el armario de ikea de la salita, que es donde me camuflo yo con un abrigo del Gafapasta que okupé hace tiempo los días que el jefe viene chungo y me mira fatal y empieza una frase con cosas del tipo "¿QUÉ HAS HECHOOOOOO?" así como muy gritadas y desagradables. Pues nada, que no hay que molestar al viejo, que a ver dónde me escondo yo a esperar a que amaine el temporal. Pero luego el Tío motero decide que también le gusta ponerse debajo de la mesa de trabajo del Gafapasta, y más tarde le priva la habitación de los trastos, esa llena de cajas en las que el tonto de él se mete y luego no sabe salir. Y ya para redondear, decide que le gusta TAMBIÉN la colchoneta que le ha puesto el jefe en el dormitorio, al lado de MI cama.

Y no se anda con tonterías el Harley eh, que decido yo que necesito espacio vital y me tumbo en la colchoneta y se viene el en cero coma desde cualquiera de sus sitios, porque mira que le ha tomado gusto al espacio el chaval, y se gira y me da culazos en el morrito de perrina linda hasta que me gasta el pintalabios de Mercadona y me harta y me satura. Y me voy, claro.

Las gatas, que además de absurdas son pizcas, se meten en cualquier sitio. Pero a mí no me queda otro remedio que hacer equilbrios inestables en el sofá, que el Harley no llega. O acomodarme en MI cama, que como el viejuno es vago por no saltar ni lo intenta. Lo de la cama está bien, mola el edredón de pato birmano, la almohada cervical y el colchón súper duro para estirar el lomito bien a gusto. Pero llega la noche y viene el Gafapasta y se mete en MI cama, se apropia de MI edredón, invade la MI almohada y se expande por MI colchón. Pues no tengo yo que hacer equilibrios ni nada para encontrar postura cómoda y dormir a pata suelta hasta que a las cuatro de la mañana llegue el maldito camión panzer de la basura ese que el Alcalde Pavisoso envía cada madrugada para atacarme de los nervios.

La única ventaja, que como el Gafapasta es más bien mullidito, uso su barrigota de almohada y le molesto y le fastidio cantidad. También me pongo cariñosona y en cuanto se duerme le dejo la cara, el pelo (ejem) y la almohada empapaditos de baba poligonera hasta que se tiene que despertar para salvarse nadando y me mira fatal y me gruñe.

Pobre de mí, perrina linda y agotada, inmersa en una dura vida de constante lucha por el espacio vital (la petarda de Mami Glenda diría lebensraum , que es más técnico y sobre todo más alemán). Esto más que un sinvivir es un documental de la dos. Con banda sonora, que puse el otro día a Dallas Dalletas, mi noviete, a hacerse unas rumbas con la guitarra y yo a cantar toda perrina linda pero a la vez creativa y encantadora lo que sigue:

Mi camaaaaaa me la ocuparonnnnnn
anocheeeee mientras dormíaaaaaaa.
Entraronnnn un Gafapastaaaaaaa
dos gaaatasss y seis polillaaaaas.

Si me querei , largarsennn,
irsen de la mi camaaaa.
Si me querei, largarsenn,
irsen de la mi camaaa.

¡Que te quites  de ahíiiiiiiiiii,
que esa es mi almohadaaaa!
¡Trae pacá mi edredónnnnnn,
que estoy heladaaaaaaa!

Qué grandes que semos el Manolo Escobar y yo, tíos, qué grandes.

#Cosasquemolan : Manolo Escobar y los edredones de plumas y mi cama mi cama.
#Cosasquenomolan: Que el gordo del Gafapasta se dé la vuelta y me aplaste.