jueves, 10 de abril de 2014

PERRINAS LINDAS Y POLLITOS ASADOS, HISTORIA DE UN GRAN AMOR


Aprovecho que el Gafapasta se va hoy de cena con unos amigos para volver a apoderarme del ordenador y poneros al día, que hay materia para contar y que además la suegra ha tenido un cuñado y algo habrá que hacer para entretenerla.

El Gafapasta ya sé que os parece muy majo, a mí también, qué le vamos a hacer, pero también tiene sus cosas. Por ejemplo, mira que habla él de cosas raras como igualdad y socialdemocracia y repartos equitativos y no sé cuántas cosas más, pero luego hace distingos. 

Mami Glenda era toda una señorona francesa y de hocico fino, así que el Gafapasta se divierte muchísimo contando que se comió un capón enterito y en crudo. Voy yo el otro día y me como medio miserable pollo asado y pone cara de sieso (el del culo, no el del pp autonómico) y me mira fatal y me riñe y aturde. A lo mejor riñó y aturdió a Mami Glenda, eso ya no lo sé, que yo por aquellos tiempos no era ni siquiera cachorrurus, pero las diferencias están claras.

El capón es también un pollo pero más sabrosón y mantecoso. No me vais a decir que no es hacer diferencias entre Mami y la Poli dejar a hocico un bicho de primera calidad de seis kilos o dejar medio pollo de esos que no saben a nada a peso de cuarto y mitad. Luego las consecuencias, que dices que Glenda se muere por el capón y ya está la gente comprándole fiambres de lujo y diciendo que se le ve la gastronomía en los genes, pero dices que aquí la nena se ha trincado medio pollo y vienen las risas y los asaderos grasientos de los barrios marginales. Que me ven todos limpiándome la grasota de las patas sobándolas contra el chándal de domingo, como si una no tuviera educación.

Y luego está el tema de la frescura. No, si ya, ya sé que yo soy una fresca. Una fresca encantadora. Pero me refiero a que el capón estaba crudo, la cursi de Mami Glenda lo llamaba capón en crudité, pero lo  mío era más como gallina revieja asada sabedioscuándo.

A mí lo del pollo me viene bien. Si al lerdo del jefe le molesta que comamos bichos desplumados que espabile y no nos tiente. Porque a mí si me tientan, yo caigo alegremente en la tentación como mi ídola Mae West, que era como yo, raquerona y barriobajera, pero no era como yo porque yo soy perrinalinda jovenzuela y con tipín y ella tiraba más a morsa talludita y pelín putona. Pero las dos requetelistas y requetedivertidas. Pero quiero que me tiente con pollo asado, con capón, con pato, con faisán, con perdiz, con vaca, con cabra y con antílope estofado. Que yo también se apreciar las cosas ricas y combinar divinamente una pintada trufada a las uvas con un calimocho de Don Simón.

#cosasquemolan : el pollo asado lleno de grasota y de huesos peligrosísimos y crujientes.
#cosasquenomolan : los gritos histéricos del Gafapasta acusándome de dejarle sin cena.

miércoles, 9 de abril de 2014

GOLOCHUCHES, TRONISTAS Y PULPOS DE COLORES (El retorno de Perrinalinda)


Que sí, que ya lo sé, que todos pensáis que soy una perrina linda pero perezosa sin remedio porque hace mucho que no pongo patita en el ordenador para escribir alguna información interesante en mi blog. Y mira que han pasado cosas tristes, cosas alegres, cosas que molan, cosas que no molan en estos meses.

Pero es que tengo muchas cosas en las que pensar, mucho pienso por comer y una evaluación de matemáticas para recuperar, porque dije que estaba malita y no fui al examen para fumarme unos petas en los billares. Clásicos de polígono, se llama la escena. Y también tengo problemas de infraestructura, porque el Gafapasta está como pegado con Supergén al ordenador. No será porque mantenga su blog al día, no señor, que lo tiene tan desatendido como yo el muy fresco, sino porque se pasa el día enredando por páginas cochinorras y de la peor reputación porque dice que se siente solo y que necesita un tronista a su lado. Será cursi, absurdo y relamido, que se siente solo, con lo que yo le acompaño tirándole peluches a la cara cuando está dormido para que juegue conmigo y no se aburra. Y un tronista, dice que quiere un tronista a su lado. A mí me parece fatal, los tronistas están bien, son chicos como de mi estilo, simpáticos, barriobajeros y absurdos, pero con esos musculitos enormes cultivados a base de drogas varias ocupan demasiado espacio. Ya le he dicho al Gafapasta que nada de tronista, que en mi cama cabemos yo bien estirada y a la pata la llama, él encogido al borde y a punto de caer al precipicio y siendo buena, las gatas estropajosas acurrucadas en alguna esquina. Pero con todo lo que abultan los tronistas me niego a que ocupe cama uno. No, no y no. Aunque como una es espabilada y pizpireta he encontrado una solución a su monólogo interior: le he dicho que yo me conformo con jugar con mi Barbie Albericia y sus amigas Jennys y le regalo a él el Ken Cani Moreno, el Ken Mafioso Ruso Rubio y el Ken Mulato Reggaetón. Tres por el precio de uno, para que diga que no sale ganando.


Mientras tanto, la vida sigue y yo voy ganando puntos para mi fama de perrichunga chunguera a la par que encantadora como pocas y besucona como ninguna. Que me llevó hoy el Gafapasta a comprar golosinas y chuches a una tienda de la calle Vargas. Mientras el Gafapasta estaba de tertulia con el simpaticorro de la tienda, que no les gusta nada hablar a esos dos, y hacían carantoñas a una sanbernarda enorme que ejercía de alfombra en mitad del local, pues yo me puse a husmear la montaña de juguetes hasta que encontré un pulpo de felpa con las patas de colorines que me pareció súper mega diver, así que di un brinco y me lo llevé. Pero claro, con el Gafapasta para estas cosas no se puede contar, que enseguida me quito mi pulpo y lo devolvió al montón llamándome perraca malota y dejándome fatal delante de la sanbernarda. Así no hay manera de ser chunga entre las chungas.

#cosasquemolan : las chuches de pato y los pulpos de colorines 

#cosasquenomolan : los tronistas y el Gafapasta cuando se pone pesado