lunes, 19 de enero de 2015

AUSENCIAS DE TIBERIO


No es tan tonta la Tiberio, últimamente, que se ha enterado de que mi blog es ya hasta concursante y se quiere hacer famosa a mi costa. Dice que si Paquirrín y Chabelita ocupan portadas y la Belén Esteban se ha convertido en la reina de los polígonos a base de dar alaridos en la tele, pues ella puede ser famosa siendo absurda, pre-inteligente y gritando su terrorífico y desagradable "MÑAAAAAAAAAAAAA" allí donde se la requiera.

El caso es que ha vuelto a regalarnos una de sus tradicionales ausencias. O sea, que cuando cae la noche y los perrines lindos regresamos del frío parque con el Gafapasta, ella hace un par de giros para esquivar las piernas del jefe y se va a la escalera a investigar cosas tan trascendentales como el concepto barandilla o la esencia metafísica del quinto piso. Porque ella, aventurera y valentona que es, del descansillo no se mueve que le da mieditis. El Gafapasta, para hacer honor a su fama, ni se cae con el bichu negru ese entre las piernas, ni se entera de nada, cierra la puerta, pone música y hasta luego lucas.

A los demás, tampoco es que nos importe mucho el tema, si es absurda que lo sea pero sin molestar, que si por Darwin fuera se había extinguido la ridícula de la Tiberio como poco en el Mesozoico. Anabotella, la gata mala dice "que se joda, que yo me quedo sin alcaldía y no voy por ahí dando la lata". Gelo, cada día más memo, dice "Ayayayayayayayayay, Tiberio, ayayayayayayayay" todo nervioso y de ahí no le sacamos. Y yo, pues hago lo mío, que es avisar al irresponsable del Gafapasta y ponerme a contarlo todo en el blog. A ver si estos se creen que voy yo a abrir la puerta y decirle a la gatuna "A ver, cariño, Tibitiberio, que te as a constipar, éntrame en casa y tómate el pollo".

-GAFAPASTAAAAAA.

-Queeeeeeeeéeee.

-TIBERIO, QUE FALTA.

-Qué le falta ahora a esa mema.

-NO, QUE NO LE FALTA NADA, BUENO NADA QUE NO LE FALTARA HACE CINCO MINUTOS, QUE LA QUE FALTA ES ELLA.

-Está debajo de la mesa camilla, como siempre.

-QUE NOOOOOOOOOO.

-Hala, perrinalinda, deja de dar la tabarra, que ya saldrá de algún escondrijo cuando tenga hambre.

-IMBÉ… MEJOR ME CALLO.

-Eso, mejor.

A eso de las nueve de la mañana, aviso del vecino. "Gafapasta, que tenías a la puerta encogida, amodorrada, atontada, helada y estupidizada una especie de bicha absurda, y que la tengo yo en casa toda acongojada". Me mira, le miro, no hace falta que le diga qué pienso de él ni que le diga ya te lo dije, y tampoco hace falta que el diga nada, así que se limita a toser, a visitar al vecino y a traer a casa a la Tiberio, toda feliz, diciendo "MÑAAAAAAAAAAAA de esta tengo otro capítuloooiauuuuuu". Y yo, que es que me paso de buena, voy y se lo dedico. Más que nada por dejarla en ridículo y que os quede claro a todos que si yo digo que Tiberio es tonta es porque es tonta pero mucho, y no porque le tenga manía. Que también.

martes, 13 de enero de 2015

HOUSTON, HOUSTON, TENEMOS UNA TIBERIO


Cualquier seguidor habitual de mi blog o del de Mami Glenda tiene por dogmas de fe que Tiberio es tonta, pero muy tonta. Tirando a desagradable, vampira calórica y gruñona para terminar de arreglar el cuadro. 

En estos últimos meses, sin embargo, parece que años de tratamientos neuronales, visitas al especialista y mordiscos a escondidas, hemos conseguido que por fin, a sus doce añazos, espabile. A ver, no os pongáis tan contentos, que no ha sido cosa de Santa Bernardette: si hablamos de la gata tonta decir que ha espabilado es decir que ya no se va despeluchando por las esquinas de puro estrés estúpido, con esa manía que tenía de querer estar en un sitio y al mismo tiempo lo más lejos posible del sitio, o cosas muy básicas como que ha descubierto que le gustan el atún y las sardinas. Por lo demás, sigue con los ojos saltones a lo criatura de Tim Burton, mirada perdida en el océano de la estupefacción existencial y un melódico sonido en la boquita que más que sonar como un delicado miau miau (Anabotella para eso es casi tan musical como perversa) suena como un desangelado y estridente MGÑAAAAAAAAAA MGÑAAAAAAAA. Todo muy gutural y cacofónico.

El caso es que casi es peor esta Tiberio prenormalizada que la absurda a la remanguillé. Porque a ver, el Gafapasta tiene solo dos manos, cuarto y mitad de paciencia, y últimamente una rara pasión por entrar en MI cama dando patadas para que nos apartemos los demás, el muy egoísta. Pero es que ahora con La Nueva Tiberio el pobre no da abasto y además el resto de la tribu estamos viendo como se nos raciona la vida.

Pues sí, se nos raciona la vida sin cartilla ni nada. A ver, antes la Tiberio comía solo pelotillas de pienso seco, así que si el Gafapasta decidía repartir un poco de pescadito, unos recortes de jamón de york o unas puntitas de pechuga de pollo, todo muy equitativo (seis kilos de pollo para él, una pizquita para los niños, y todo así), pues la Tiberio se apartaba, hacía mohínes y decía MGÑAAAAAAAAAA y corría a esconderse debajo de una mesa camilla. Ahora toca golosina y la Tiberio dice MGÑAAAAAAAAA y se pone a la cola, así que hemos pasado de dividir los cicateros obsequios del jefe entre tres a dividir entre cuatro. Fatal. Antes, cuando el Gafapasta se ponía mimoso y nos hacía cariñines, la gata tonta decía MGÑAAAAAAAAAA (tiene un gran repertorio expresivo, como veis) y se largaba como alma perseguida por Micifuz a esconderse en un cajón de la cocina o mismamente en el tambor de la lavadora; ahora, si tocan mimos Gelo dice "Ayayayayayayaya mimos mimos ayayayayayayaya", Anabotella no dice nada muy digna pero se sube encima del Gafapasta y ronronea la muy zalamera y yo le rechupeteo toda la cara, pero además viene Tiberio y dice MGÑAAAAAAAAAAA y en vez de esconderse se soba contra la mano del Gafapasta muy pero que muy obscenamente. Y hale, otra más a repartir.

Mami Glenda decía que lo mejor que podíamos hacer con Tiberio era invitarla a profesar en un convento de siervas de María o mejor de cartujas para que dejase de gritar de una maldita vez. Y yo creo que Mami Glenda tenía razón. Claro, que a lo mejor con un buen mamporro en la cabezota vuelve a su ser natural y deja de tocarnos los hocicos al resto. Si quiere abandonar su desperdiciada vida de gilipollas me parece bien, pero mis pizcas de jamón y mis carantoñas que no las toque, que muerdo.