miércoles, 13 de septiembre de 2017

MENOS HUESOS Y MÁS MOTOS

 
Pues sí, estoy vaga, ¿qué pasa?
 
Y además disgustada. Porque ha sido mi cumple y me habéis felicitado mucho menos de lo que me merezco. El Gafapasta sí me ha felicitado y me ha puesto comida especial, pero he discutido con él porque tiene mal ojo para los regalos, así que ando todavía un poco enfadada.
 
En realidad no sé bien cuándo es mi cumpleaños, porque el asqueroso que me tiró por la ventanilla del coche y me dejó abandonada y magullada cuando era una cachorrina deliciosa como para comerme no se acordó de dejarme atada al cuello la partida de nacimiento. A ser posible con sus datos personales para morderle el alma si me le encuentro. Pero como el Gafapasta es muy apañado me dijo que yo cumpleaños tenía que celebrar y que poco más o menos habría nacido entre medio agosto y medio septiembre y que para economizar calendario mi cumpleaños oficial sería el mismo día que el de Mamiglenda, y así fiestorro por todo lo alto, la Diva, la Poligonera y en Santander la festividad local de los Santos Mártires Descabezados, que es lógico que si estaba de alcalde Pavisoso todo el mundo perdiera la cabeza y se quedara con gesto como atribulado. Luego vinieron Tío Harley y Gelomoñas, y como con estos dos no había ni modo de hacer cálculos, pues el Gafapasta, que para algunas (pocas) cosas es práctico dijo que todos el 30 de agosto y punto. Así que en realidad fue mi no-cumpleaños y el no-cumpleaños de Gelo. Yo de Alicia y él de gusano fumeta encima de una seta rara, que le va cantidad.
 
-¿Ya has abierto el regalo?
 
-Sí, es un hueso. Y otro para Gelo. O sea, dos huesos para mí.
 
-Qué poco entusiasmo, hija, si no lo quieres lo guardo.
 
-Pues me gusta porque está rico-rico-rico y porque me saca instintos asesinos con las gatas, que como se acerquen ya saben ellas. Y con Gelo, pero ese ya deja el hueso directamente en el suelo y llora como ratón lo que no ha sido capaz de defender como tigre. Pero no sé si es muy de cumpleaños.
 
-....
 
-Vamos a ver, Gafapasta, ¿y la moto?
 
-¿Pero no la tienen ya?
 
-¿Quiénes la tienen ya? (este me está vacilando)
 
-La Barbie Albericia y el Ken Cani, te echaron los Reyes Magos las motos hace tres años.
 
-La Barbie Albericia fue un regalo estupendo, que Mamiglenda regalaba con mucho tino. Pero a ver, ¿te parece a ti que tengo edad para jugar con la Barbie? Cumplo siete años.
 
-Pues de vez en cuando la mordisqueas.
 
-Porque echo de menos a Mamiglenda y porque soy muy de mordisquearlo todo. Además tiene unos muslos divinos y súper resistentes. Pero tengo siete años.
 
-Ya lo sé y ya lo has dicho.
 
-¿Y la moto?
 
-¿Qué moto?
 
-Que quiero una moto, imbécil.
 
-Controla la lengua, maleducada. No hay moto, y no sé para qué quieres una moto tú.
 
-Para salir de rave a los polígonos de los alrededores con los colegas, no va a ser para estofarla. Estofarla no, pero tunearla sí. Y trucarla para que haga muchísimo ruido.
 
-A ti no te gusta el ruido, y es poco cívico.
 
-Vamos, que este año tampoco hay moto.
 
-Tampoco.
 
-¿Y para Gelo?
 
-Con lo puesto que está siempre de pastis y porros, menos, tú mírale a la cara.
 
-¿Y para Reyes?
 
-Un roscón.
 
-...
 
-Pero vamos, que si no te gusta el hueso, me lo llevo y que se lo coma Gelo.
 
-Estoy muy, muy, decepcionada contigo, Gafapasta. Pero como te acerques a mi hueso te quedas sin nariz. Avisado quedas. Caraculo.
 
Mi hueso, por cierto, estupendo. Y el de Gelo mejor, que con salsa de robo descarado gana en sabor. Por cierto, ¿alguien tiene una moto que ya no le sirva?
 


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