martes, 28 de mayo de 2013

COMO EL VIENTO CUANDO NACE YO SOY LIIIIIIIIBREEEEEE


Mucho os andáis quejando de que si hace malo de que si hace malísimo de que si hace peor. Que si el fin de semana fue horrible y que si tal y que si cual. Pero os quejáis de vicio, porque aquí, para la nena perrina linda, el fin de semana fue memorable del todo y de la parte. Qué domingo, madre mía Glenda, qué domingo.

Pues sí, hacía medio chungo a chungo entero, pero el Gafapasta hizo un esfuerzo por razonar y dijo con este cielo feo y con este frío siberiano, en la playa no habrá nadie, así que damos un paseo largo y dejo que Tío Harley corra un poco. Porque el Gafapasta es así de amable, piensa en que corra Tío Harley y a mí me tiene mirando con cara de boba tipo "arf arf arf baba baba baba yo quiero yo quiero yo quiero". No es ya que desde aquella pequeña aventura (ejem) que tuve yo por septiembre totalmente ajena a mi voluntad (ejem) el capullo del jefe me tenga condenada a correa perpetua, es que además se regodea y me deja que disfrute viendo cómo los demás perrines y perrinas lo pasan bomba corriendo y jugando. Y si alguien pregunta, pues se pone en plan Chuslampreavetestiga y lo cuenta todo, y me llama mala y descastada y dice que de mí no se fía ni nada ni poco. Con lo que yo le quiero.

El caso es que llegamos a la playa y en efecto sólo están el viento, el mar y la arena. Ah, y unos seres muy extraños híbrido de humano y cortina de baño con cuerdas que se empeñaban en volar a medio gas sobre las olas. Muy torpemente tíos, que todo hay que decirlo. Y bajamos a la playa, da la suelta a Tío Harley y el viejuno enloquece de felicidad y se mete al agua y brinca y salta como los peces en el río. Y de pronto, que todavía no me lo puedo creer, me suelta a mí y dice "Vamos a ver cómo te portas".

¿Qué cómo me porto, que cómo me porto? ¿Pues cómo me voy a portar? Como una loca chiflada del chirimiri. Que se me puso la cara esa medio zorrona que se me pone cuando me veo libre al paso, al trote y al galope y ya estaba yo recorriendo millas de un extremo al otro de la playa. Súper divertido, tíos, súper. Venía una ola y la saltaba y la remojaba y me daba un chapuzón (cole lo llaman por aquí) y luego salía a la arena, me revolcaba, me daba vueltas, me ponía perdida y corría hasta las rocas del fondo norte y luego hasta las del fondo sur. Y de vez en cuando me acercaba al Gafapasta con cara de "Perrina buena, perrina linda" y entonces me daba una golosina que me encanta que es como pechuga de pato ahumada. Y muy buen rollo con el viejuno, que de vez en cuando corría a mi lado y me decía, el muy plasta, "Pórtate bien, chiquilla, que se enfada el jefe". Y yo "Calla, rancio, que me lo estoy pasando chachi-tope".

Al cabo de hora y media se puso a llover y el Gafapasta nos llamó y yo fui, un poco remolona, pero feliz y desengrasada. Y hubo más pato, y palmaditas en el cogote mientras me decía, qué guapa, qué buena y todas esas cosas que sé que soy además de loca del chirimiri, pero que me mola cuando me las dice el Gafapasta.

Para casa que nos fuimos mientras cantaba yo toda excitada eso de liebreeeeee como el viento cuando nace yo soy liebreeeeeeeee como el mar. Que no sé por qué dice la canción absurda esa que las liebres son como el mar. Pero correr corren y corren. Y yo más.

Ahora me he propuesto convencer al Gafapasta de que soy buena y enrollada. En cuando se confíe, me largo de aventuras otra vez, que me veo yo muy Ava Gadner en Mogambo, perrina exploradora y sexy. Vais a ver.

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