viernes, 4 de octubre de 2013

PERRINA LINDA Y PARLAMENTARIA


Pues no, listos, que sois unos listos, no he estado vaga estas semanas. Lo que he estado es súper militanta. Además de súper chunga y súper pizpireta. Así que después de morder a Betty, la bichona pija, en el patio del Insti, para ir dejando claras jerarquías escolares antes de hacerme hipster, me fui a Madrid. Porque en el Congreso de los Diputados, unos señores muy majos que han formado la Asociación de Parlamentarios en Defensa de los Animales habían organizado una jornada de trabajo para estudiar cómo andaba la cosa.

A ver, yo no estaba invitada y el Gafapasta sí, y el muy canelo pretendía largarse a hablar del bienestar de las perrinas lindas, los viejunos drogatas y las gatas asquerosas (¡Me ha arañado la Tiberio, la voy a poner mañana que va a temblar Fukushima!) pero dejando a las perrinas lindas y los viejunos drogatas en un spa y a las gatas asquerosas atrapadas en casa por su propia estupidez a social. Así que me fui a los Madriles por mi cuenta, que me interesa a mí toda esta historia: chunga y poligonera sí, pero comprometida.

Pensaba preguntarle al león de la foto, que tiene cara de buen tipo, por dónde se entraba a las jornadas. Pero estaba escondido detrás de unas lonas de obra con goteras. Menos mal que una tiene un olfato estupendo para localizar pájaros de todo tipo y enseguida di con la calle Cedaceros. Así que dejé escondida la navaja para que no pitara mientras burlaba la vigilancia de los policías de turno, me las apañé para saltar a un mostrador y pegarme una etiqueta acreditativa en la puntita de la nariz también llamada trufa y me fui en busca del salón Ernest Lluch. Que encontré no sin antes confundirme de puerta y entrar en el Grupo Parlamentario de UPyD, pero no me quedé porque estoy enfadada con Toni Cantó y las cosas que dice de los animalitos.

Pasé al lado de unos bedeles que dijeron ¡anda, qué mona! Y me tuve que parar yo para explicarles "No, yo mona no, yo perrina linda". Que me gustó mucho, porque hacía cantidad de time que no lo decía. Luego antes de entrar por fin al salón hice discretamente un pis en una esquina y pasó una diputada y dijo, ¡anda, qué cerda! Y yo otra vez, que nooo señoría, que yo cerda no, que yo perrina linda. Está visto que hay que explicarlo todo. Pero es que la señoría no iba a las jornadas y lo mismo la pobre no sabía de animales o era ella misma tirando a animal.

Había mucha gente guay-marchosa. Jo, todo estupendo, hablando de lo que querían a los animales y lo comprometidos que estaban con el bienestar animal, qué gente más maja majetona. Yo me senté un poco atrás para que el memo del Gafapasta no me fichara antes de tiempo, que lo mismo me empaquetaba de vuelta con SEUR. O de una patada en el culete mismamente. Y ya os digo, había diputados y senadores y un consejero de estado y Anna Mulá que sabe muchísimo de leyes y animales, y Leonardo Anselmi, que llevaba unos pantalones muy raros, pero tenía una barbita muy simpática de esas que a mí me chifla lamer si el Gafapasta no me reprime. Y más gente simpática venida de toda España para hablar de perros. También había gente rara que prefería hablar de gatos, de hurones y de pájaros tropicales. Y hasta un señor que decía que no se sabía muy bien qué era un caballo. Simpáticos pero un poco tardos, pensé, y levanté la pata para enseñar una foto de caballo en mi ipad y aclarar las dudas. Pero me dijeron que no, que gracias, pero que era que las leyes no acababan de aclarar si un caballo era doméstico, salvaje, mediopensionista o animal destinado al rendimiento económico. Y ahí yo me perdí un poco y me puse a disimular aullando bajito.

Os advierto que era todo un poco lío, pero es que yo todavía estoy con el bachillerato. Pero sí me enteré de que en Europa hay unas normas estupendas para cuidar el bienestar animal, y que en España no las quieren aplicar porque tendrían que dejar de torturar toros en las fiestas. Y también de que los animales ya no somos ni muebles ni inmuebles sino seres sintientes. Para que luego diga el Gafapasta que no tengo corazón. También de que las leyes son un follón y no se ponen de acuerdo para saber qué tipo de animal entra en cada categoría y que eso complica mucho más poder trabajar de forma clara. Y que hay jueces memos que dicen que si un hijodelagranesa mata a una pobre galga a tiros no la ha maltratado porque con los tiros muere rápido. Y policías que llaman "las locas de los gatos" a las que dan de comer a los mininos en Madrid. Pero que hay países sensatos donde no es posible vender animales para mascotear si no están esterilizados, o ciudades donde se prohibe vender perros mientras haya animalitos abandonados en las perreras y refugios (ufff qué yuyu, que me acuerdo de cuando estuve yo en el Campo de Concentración de Maliaño, menos mal que me sacaron de allí Las Hadas de SOS Setter y que le puse ojitos al Gafapasta y le lié para adoptarme) y jueces estupendos que condenan a brujas que matan de hambre a su perro a pasar varios días a pan y agua o a las brujas que lo abandonan a pasar una noche solas en un bosque frío y solitario.

Al final, preguntaron por propuestas y a mí se me ocurrió una estupenda. Porque si el problema es que no se sabe muy bien cómo definir a los animales, si de compañía, o domésticos o de otra forma, pues yo tenía la solución. Y levanté la pata otra vez y dije que yo quería ser Animal Doméstico Pero Sólo Relativamente Amansado Porque De Vez En Cuando Me Da La Locura Y Corro Como Chiflada De Compañía Porque Me Gusta Dormir Con La Cabeza En La Barriga Del Gafapasta Aunque Las Gatas Acompañen Casi Nada Que Son Muy Suyas y Un Poco Salvaje Si Me Cabreo En El Cole Con Las Perras Pijas. Ah, y Linda Y Chunga Pero Pizpireta.

Creo que todos se marearon un poco porque no acababan de entender la definición legal que les proponía, y me pareció que el Gafapasta se ponía rojo y se escondía debajo de la silla. Y Leonardo Anselmi me dijo "Gracias, guapa, ya veremos qué se puede hacer" y me aplaudieron un poco, porque aplaudían a todo el mundo, que estaban motivados. 

Y yo me volví para Santander muy preparada para morder al Alcalde Pavisoso y a la Consejera Farmatint por no hacer nada de nada para proteger a los perrines y los gatines y los hurones y quién sabe si a los caballos.

Y para que me arañara en el hociquín la malbicho de la Tiberio. La próxima vez lucho por los derechos de todos los animales menos por los suyos.

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