martes, 31 de diciembre de 2013

¿SABES POR DÓNDE TE PUEDES METER LOS PETARDOS?


Pues no tíos, que yo soy poligonera y chunga y miedo no tengo miedo a nada. Ni a los petardos esos asquerosos. Pero me estresan mucho, me hacen mucho daño en las orejitas y me alteran toda alterada que es escuchar uno cuando estoy sesteando en casa y empezar a correr para un lado, a ladrar para el otro y a buscar refugio cerca del Gafapasta toda aturdida.

Claro que enseguida me dieron la expiación en el Facebook, que es como la Señorita Francis pero en posmoderno: Los perros tenemos el oído cinco veces más desarrollado que los humanos. Por eso nos horrorizan los petardos y Mónica Naranjo, aunque a los de Camela yo les perdono todo todito todo. Para compensar, los humanos sois cinco veces más gilipollas que los perrines lindos, y por eso os gusta andar por ahí tirando petardos y fastidiándonos las fiestas a los cuatropateros.

Y no es sólo el ruido, no. Es que además son peligrosos, y hay cantidad de niños con lesiones en los ojos o en los dedos por mal uso de los petardos o por accidentes. Bueno, ja, accidentes no, porque eso sería por casualidad. Cuando te pasa por estar molestando con esas minibombas de mierda te pasa por memo. Accidente es cuando algún petardo, como ha pasado muchas veces, se queda en el suelo sin estallar y un perrín dice voy a recoger esta mierda y llevarla a algún sitio donde no moleste y les estalla en la boca. Que he visto yo unas fotos en internet que dan escalofríos.

Así que ahora no tengo ni tiempo ni ganas de deseados feliz noche y feliz año. Porque para mí vuestra feliz noche va a ser una pesadilla si no consigo encontrar alguna droga de las que guarda el Gafapasta en los cajones que me deje bien atontada para unas horas.  Y no os creáis, que tampoco le hacen gracia al Viejuno, que no dice nada porque es medio tocho y lento, pero al segundo bombazo ya se pone al lado del Gafapasta mirándole con cara de "Oye, jefe, tú que sabes sacar agua de un pitorro metálico y sacar comida de una bolsa de plástico, como el conseguidos de la tele, ¿no podrías hacer un truco para parar este ruido?". Y las gatas, parecido. La mala sonríe sacando diente, pero luego no se separa medio centímetro del Gafapasta. Y la tonta da saltos mortales carpados al biés de puro horror y siempre termina estrellada contra la pared.

Eso sí. Que sepáis que en cuanto me reponga voy a sacar la lista de vecinos petardeemos que estoy elaborando. Porque si vosotros tenéis derecho a volverme loca y traumatizar a los perrines, yo me reservo el derecho de morderos el corvejón hasta haceros sangre a la que os vea. Avisado queda. 

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