viernes, 28 de diciembre de 2012

PASTORAS VIEJUNAS Y LEBRELAS CHUNGAS


Ya sé que muchos os estaréis preguntando quién es la chuli esta que abre blog. Pues soy yo, Ginebra, tíos, la Nena, la Poligonera, la Gin, la más de lo más. Una perra de extrarradio total, setter divina y guapa no, lo siguiente. Una setter inglesa, para ser exacta o to be precise, y con un color precioso, que dice el Gafapasta que se llama Lemon Belton. No sé qué color será ese del limón, que no me veo yo así como amarilla, pero suena muy moderno y muy guay. Y un poquito de lemon siempre le pone alegría a la ginebra.

Un setter es una raza  de perro, súper alegre, súper maja, súper divertida y megacañera. Que está bien recordar lo de perro porque a veces la peña no se aclara. Por ejemplo, antes de que Mami Glenda se fuera de viaje, yo vivía con ella, con dos seres ridículos llamados gatas y con un Gafapasta. Mami Glenda era una señorona muy divina y un poco antigua de una raza que se llama Pastor de Brie. Perro también. Pero de pastor, porque los perros somos como los de Bilbao y nos dedicamos a lo que queremos: los de pastor a cuidar cosas y los de caza menor a olisquear el campo, corretear por las mieses y hacer posturitas monas cuando vemos un pato, o una perdiz, o una paloma, o un gorrión o cualquier bicho con plumas.

Mami Glenda se pensaba que yo era una especie de borrega más literal que simbólica y me  tenía todo el día reprimida, que si intentaba yo correr y jugar con coleguitas en el parque, pues venía, gruñía y empujaba hasta que me quedaba yo toda agobiada al lado del Gafapasta. Y daba igual que yo le dijera "que no soy ovejaaaaa, que soy perrinaaaaa" porque ella era manducona y no daba su pata a torcer.

Y ayer igual, otra rara confusa y obtusa. Ïbamos por la calle el Gafapasta y yo y nos encontramos con unos galgos muy finos y muy anoréxicos que salían de misa. Ël era escuchimizado como Quique San Francisco, pero mucho más guapo, y muy simpático.  Ella era mona también, pero menos que yo, y un poco huesuda y muy negra, y muy cachorrona. Son de esos galgos a los que unos humanoides mezquinos y perversos, hijoputas, coño, que no voy a estar siempre controlando la lengua, dejan abandonados. Como me hicieron a mí. Y otros humanos chachis adoptan y quieren mucho, pero sólo a los que tienen más suerte.

Me cayó bien la galga flacurcia, oye. Y me puse a jugar con ella. Pero resulta que para ella jugar era morderme el cuello, porque según su humano me había confundido con una liebre y jugaba a cazarme. Porque los galgos sirven para dormir, hacer carreras y cazar lebres en vez de pájaros. Y yo al principio,pues jugaba pensando que la cría tendría trauma o algo. Pero se puso pesadita hasta que dije yo, eh, tía chunga, o dejas de jugar a la lebrela loca conmigo o te parto el hocico con los nunchacos (traducción libre del gruñido-ladrido cabreado que le solté). Pero parece que lo entendió porque frenó en seco.

Y es que yo ni borrega ni coneja, yo perrina linda. pero como me dé el punto malote ...

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