Jo, hace tan malo y es tan aburrido es de estar frío que te frío y llueve que te llueve que no nos queda más remedio a Gelo y a mí que volver a jugar al viejo y divertidísimo juego de "Cabrea al Gafapasta". El juego consiste en que primero la liamos de forma indeterminada. O la lía Gelo, o la lío yo, o la liamos al alimón. Total, como el Gafapasta no está en casa no sabe quién ha escarbado en el colchón o ha realizado un despiece científico-tecnológico del mando a distancia del DVD.
La segunda fase consiste en que el Gafapasta llega a casa y se mosquea, pone voz de sargento capullo, nos manda a la mierda y nos señala el destrozo. Sin personalizar, porque como no sabe quién ha sido, pues prefiere socializar la regañina. Los dos ponemos cara compungida y gesto de "a mí no me mires que yo no he sido", pero él vuelve a vociferar y entonces yo salgo corriendo y me acomodo en el sofá del salón, que es casa. Gelo, como es tirando a tordo pero que muy tordo, se queda al lado del Gafapasta, le mira con cara de cachón dormido y encoge la cabezota como diciendo "Perro bueno, perro bueno, no me pegues o por lo menos no me pegues muy fuerte". Entonces el Gafapasta se cabrea más, porque dice que cualquiera que le vea qué se va a pensar, que él no nos pega (eso es verdad, a veces nos pisa pero de puro patoso y despistado, no por maldad). Y recoge los destrozos todo malhumorado y dice que no nos quiere volver a ver. Pero luego nos saca de paseo y nos pone comidita rica y al final se ablanda y nos deja dormir calentitos a su lado. Eso sí, cuando se vuelve a marchar nos reímos y comentamos los gritos, las caras y los berrinches.
Yo llevo una temporada rebeldona, así que de vez en cuando le contesto toda raquerona:
-Oye, Gafapasta, que por qué nos echas siempre la culpa a nosotros, que las gatas también rompen cosas.
-Ya, pero las gatas rompen la tapicería del sofá porque se están afilando las uñas las muy grpfs%%rdas y eso son instintos. Y además lo hacen a la cara de todo el mundo, no como tú, que eres muy zorra.
-Zorra no, yo perrinalinda.
-Espera, que me parto. Ja, ja, ja.
-Además, también han roto vasos y platos.
-Pues sí. Y tú también.
-….
-….
-Cómo te pones por nada, Gafapasta.
-Te voy a dejar sin paga un mes y ya verás qué divertido.
-Pues mira, pues mejor. Ya te venderé las joyas.
-Qué graciosa.
-Qué majo.
-Hale, rica, a tomar vientos.
Y entonces yo me voy al parque a correr como loca del chirimiri, que por frío que sea, es más megadíver tomar vientos gélidos del norte o cierzos que estar todo el rato mirando la cara de culo del Gafapasta cabreado.
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