jueves, 19 de febrero de 2015

LA ESPELEOLOGÍA Y YO


La cama del Gafapasta (eso se cree él) no sólo es estrecha, además es un poco paticorta. Así que entre ponte bien y estate quieta acaba por ser un artilugio de riesgo: lo mismo te caes que te trabas.

Pues sí, porque tenía ayer yo la noche flamenquita y ya estaba el jefe de retirada viendo capítulos viejos de The Big Bang Theory, el ñoño de Gelo roncando y moviendo culete para pillar postura y las gatas cual esfinges asirias como postes de esquinas (necesitamos otras dos gatas, Gafapasta, y así dices lo de cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro mininas me las desgarran) y resulta que ese duende gamberro que habita en mi cabecita loca dice "JUGUETEEEEEEEESSSSSSSS" y me voy a buscar por toda la casa pelotas, bichos descabezados, jabalíes de látex y hurones de chochiflex que gritan piiiiiii piiiiiii cuando los muerdes para tirárselos al Gafapasta a la cabeza (santo mazazo que le di con un Kong macizo en mitad de la vista, el día menos pensado me le lesiono) y que el Gafapasta se diera por aludido y los tirara para que yo fuera por ellos y otra vez a empezar y todo megadíver. 

El caso es que un pulpo de colorines que en ese momento llamaba mucho muchísimo mi atención se cayó por debajo de la cama. Ni rauda ni perezosa y en pleno ataque de chorlitez aguda voy detrás del bicho para descubrir que además por allí había otros dos o tres muñecos escondidos, y allá que me meto bajo la cama iniciando una operación de espeleología subcamera a la caza de bichos de peluche. Trabo al pulpo y al pavo tuerto y trato de salir … estooo … que no salgo …. grrrrrr … que me he trabado … que me estreso …. que se ríe el Gafapasta y dice mira que eres tonta monina … yo "monina no, perrina linda" y él "lo que quieras, pero tonta del chirimiri que no sabes salir" … es verdad, sé salir pero no puedo … lloriqueo … lloriqueo … lloriqueo …

El Gafapasta se apiada de mí, tira del collar y me saca un poco a rastras y con la dignidad hecha unos zorros, pero estaba yo tan nerviosa y agobiada que la dignidad me daba completamente igual, así que una vez liberada fui a besarle y lamerle para darle las gracias, hasta que me parece que ya está todo bastante agradecido y decido volver de nuevo a la maldita cueva a buscar al hurón de chochiflex y una especie de buitre más feo que Montoro pero que grazna con mucha más gracia. Otra vez a empezar, que si trabo los juguetes, que si me trabo yo, que no puedo salir, que el Gafapasta se ríe y vuelve a llamarme tonta, Gelo bosteza, las gatas me ignoran, yo pues como me vuelvo a estresar lloriqueo y pido auxilio, nueva operación rescate y nuevos lametones.

Recuerdo, eso sí de pronto, que había bajo la cama-trampa un precioso cerdo rosa fucsia que me tiene enamorado el alma y como los exploradores del XIX digo "¿Quién dijo miedo? ¿y si bajo la cama encuentro las fuentes del Nilo, Stanley?" . Trabo cerdo, cama traba perrina, Gafapasta me llama de todo, las gatas se ríen con muy mal bigote, Gelo ronca, yo me estreso y lloro. Nueva misión rescate, nuevos lametones con la dignidad ya definitivamente perdida y el Gafapasta mirándome con lástima y diciendo "qué poca vida hacemos de ti, mira que nos saliste tontuca", y yo le vuelvo a lamer y …

Vaaaaaaaale, yo me voy a una esquina, me tumbo encima de dos peluches gigantes que le habían regalado al Chico Guapo cuando estaba malito y me hago la dormida. Porque el ridículo ya me parece que lo había hecho bastante. 

Para que luego digan que la espeleología no es deporte de alto riesgo. Maldita cama, te vas a enterar: esta noche vuelvo.

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