miércoles, 2 de enero de 2013

REDACCIÓN: LOS GATOS



En el cole me ha puesto muchos deberes para las vacaciones, y así no hay manera de disfrutar de las fiestas. Pero como si no llevas todo preparado la seño se enfada y te deja sin patio, pues voy a ver si me pongo a trabajar. La de lengua es una pesada y una absurda y me ha dicho que escriba una redacción sobre los gatos, que mira que es un tema tonto. Pero qué le vamos a hacer. Vamos allá.

Hay dos tipos de gatos, los de la calle y los de casa. Que se parecen mucho pero no son iguales. Por ejemplo, los gatos de casa son siempre gatas y se subdividen en malas y en tontas, o al menos eso es lo que decía Mami Glenda. Y es verdad que Tiberio es tonta, pero muy tonta. Pero Anabotella tiene su punto y le gusta dormir a mi lado para robarme el calorcito, que a lo mejor no es mala y sí es vampira calórica, vete tú a saber. Yo desde que veo True Blood y Crepúsculo y Crónicas vampíricas estoy convencida de que hay bichos que viven de lo que te roban y no me refiero a los bancos. No sólo a los bancos. O sea, que si te pueden robar la sangre también te podrán robar la temperatura ¿no? o un pedacito de alma como dice la mema de la tele de por las mañanas. Pues eso, que los gatos de casa son gatas, pero los gatos de calle no se sabe lo que son porque cuando te acercas salen corriendo como ángeles del infierno y no te da tiempo a meterles el hociquito por la entrepata y así no hay quien se aclare. O te bufan y tratan de arañarte, que tienen muy mal carácter y una vez uno de esos gatogatas o lo que sean me tiró un zarpazo y me hizo una herida en la nariz y yo lloraba y el Gafapasta encima me riñó por ir corriendo a molestar a ese ser estropajoso y horrible.

Pero hay más diferencias. Por ejemplo, los de casa comen unas bolitas parecidas a las que comemos los perros pero distintas. La veterinaria dice que los perrines no tenemos que comer comida de gato  no porque tenga un aspecto de caca de conejo pasada de fecha sino porque dice que tiene demasiadas proteínas y nos hace daño al hígado. Y por eso el Gafapasta nos da una comida mucho menos rica, con muchas menos proteínas y que no nos hace daño al hígado, con aspecto de caca de gato. Pero ni la veterinaria ni el Gafapasta riñen a Anabotella por comerse la comida de perrina. No es justo. Luego las gatas van a una bandeja y cuando se piensan que nadie las mira hacen una caca muy rica con aspecto de bombón y yo cuando el Gafapasta no mira las robo de la bandeja y me las llevo a su cama y las rechupeteo junto a su almohada. Pero tampoco le gusta al tío, debe de ser por eso de que demasiadas chuches engordan y te quitan el hambre de comida sin proteína. Los de calle sin embargo no hacen bombones de caca, o por lo menos no los presentan en bandejas y entonces no sabes dónde están. Y tampoco comen esa comida rica. Comen otras comidas ricas, de latas y de restos y de cachos de pescado podrido, que les dejan unas vecinas del barrio que dicen que aman a los animales. Pero no es verdad, porque cuando yo quiero comer esas comidas gritan y se enfadan y le dicen al Gafapasta que se lleve a ese chucho. Y si no aman a las perrinas lindas y me llaman chucho con malos modos es que no aman a los animales, aunque amen a los gatos. Y una señora que sólo ama a los gatos es como poco rara. Y en la Edad Media he aprendido en clase de historia que la habrían quemado en una hoguera, por bruja. Y me parece que es una pena que se pierdan esas costumbres y esas tradiciones tan bonitas pero las vecinas sigan.

Y hay más diferencias, pero ahora no me acuerdo, y estoy de vacaciones, y me apetece destrozar la almohada del Gafapasta, la buena. Así que ya está.

Jo, qué chuli me ha salido, yo creo que me ponen un diez. O más.

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